GRACIAS POR VISITAR

jueves, 22 de septiembre de 2011

...

Siempre he dicho que si mis hermanos y yo nos hubiéramos criado en un cortijo, como los cochinos y con mucha mierda hubiéramos sido absolutamente felices.
Porque el campo era para nosotros la mayor diversión.
En invierno en los días que hacia “solito” después de almorzar mi madre nos decía.
“¿niños nos vamos a merendar al Arroyo-jondo?”
Por supuesto que si “tos locos”.
Mi madre echaba en una cesta 6 vienas y la tarrina de tulipán y nos íbamos echando el paseo, cogíamos el camino de la fuente y nos adentrábamos en plena Sierra Morena que estaba a pocos kilómetros de mi casa, ni que decir tiene que íbamos andando, corriendo.
Cuando llegábamos allí mi madre hacia una candela para tostar el pan y lo hacíamos pinchándola en unos pinchos que fabricábamos allí mismo, después al pan tostado le echábamos la manteca que con el calor se derretía.
“no se podía comer nada mas rico”
En plena sierra jugábamos a escalar a descubrir cuevas o paisajes nuevos o simplemente nos sentábamos a charlar mientras caía la tarde hasta la hora de volver.
Todo estaba limpio y a sin lo dejábamos nosotros.
Ala vuelta estábamos cansados sucísimos y absolutamente felices.
Una merienda en el campo, no se puede disfrutar más 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Tu opinión es importante: